Lecturas domingo 7 de Octubre

Habacuc 1, 2-3 y 2, 2-4
Salmo 94
2 Timoteo 1, 6-8 y 13-14
Evangelio según San Lucas 17, 5-10

¿Somos o no somos amigos?


Frente a una petición tan fundamental –Señor, aumentamos la fe– , la respuesta de Jesús a sus discípulos es abrumadora. En vez de decir: Bueno, ya!, parte con un ejemplo que deja agotado al más piadoso de los creyentes. De entre la multitud, dan ganas de gritarle: ¿Por qué haces más difícil algo que ya lo es? Sólo te pido fe para afrontar cosas que, sin ella, sería aún más difícil vivir…¡y me sales con frases que me llenan de culpa!. Te pido fe porque ya no tengo fuerzas para creer que esa mujer que duerme conmigo es ‘mi señora’; cada vez es mayor es esfuerzo para terminar con plata el mes o la energía para mantenerme en pie cuando veo a mis papás envejeciendo y enfermos. Si te pido fe es para no caerme al suelo. Sólo eso. No te pido creer en el misterio Trinitario o en el concilio de Calcedonia, sino ánimo para seguir confiando en mis compañeros o aguantar al jefe. Porque si tuviera la fe de un granito de mostaza… ¡no te estaría pidiendo esta gracia, Señor!

En ese momento, súbitamente me sentiré aun más desnudo y necesitado de Dios. Y cuando mis gritos me delaten y Dios pueda identificarme en medio de la gran masa en la que estoy escondido, se abrirá de par en par el cielo y una voz dirá: No tengas miedo. Yo soy el grano de mostaza que crece en lo oculto y que dará sombra a su debido tiempo. Ahí no habrá llanto ni lágrima, sino el trinar de los pájaros que hacen nido. Porque si leyeras el texto hasta al final, hijo, sabrías que aunque un empleado sólo puede decir: ‘sólo cumplía con mi labor’, esas palabras no deben salir de tu boca porque no te llamo siervo, sino amigo. Y, aunque sé que estás lleno de pega, te envío a que cuentes esto a los que más puedas.

Mario

A tu lado


Que difícil es mantener los ojos fijos en la cruz,
sin desviar la mirada de tus llagas.
Y acompañarte en el fracaso.
(Mete tu mano en mi costado)

Más difícil es creer que venciste la muerte,
contemplar nuestras heridas en tus cicatrices.
Y experimentar la vida desde tu resurrección.
(Que la paz sea contigo)

Pero sigues ahí.
¡No dejes que me dé por vencido!


Ignacio

Aumentanos la fe


Con frecuencia he tendido a unir la fe con situaciones de privilegio o comodidad de vida. Espero que el Señor premie mi fidelidad y cercanía, haciéndome un personaje destacado y con una vida envidiable por lo cómoda y regalada. Frente a las dificultades o problemas busco un señal o acción clara de solución, porque soy fiel.

Cuánto me cuesta entender que es el mismo Dios el que me invita a vivir mi fe como hijo y como hermano.

Con el tiempo he llegado a ver mi fe como una situación parecida a la amistad o a la relación de pareja. La fe, así como el amor, se inicia con una relación de sentimientos, pero esa relación debe pasar a contactos adultos y plenos.

Amo a Dios y creo en El, pero también decido, día a día estar en su presencia y tener conciencia de su cercanía. Necesito hacer diversas cosas para que esa fe tenga consecuencias en mi vida. Debo, cada día, tomar la decisión de creer, cada día tomar la decisión de amar, cada día aumentar esa fe y ese amor.

No saco nada con decir "tengo fe", "aumenta mi fe", si no estoy dispuesto a vivir cada día, en cada cosa que haga, la presencia real de El.

Me es muy fácil mirar cómo los demás hacen cosas que no se coordinan con la fe; pero me es muy difícil ver cómo yo, cada día no vivo como un creyente y como un hijo de Dios.

Señor, aumenta mi fe y hazme cada día más un servidor tuyo, de tu Iglesia y de tus hijos. Aumenta mi fe y ayúdame a vivirla cada día con más oración y en el gozo de la eucaristía. Ayúdame a ser fiel como Pablo, guardar la fe que me haz regalado, haciéndola servicio.


Ignacio Corcuera Pérez

Nota del Editor
: para los que piensan que esto parece circo pobre, este comentario no fue hecho por el Ignacio Corcuera que escribe normalmente en este blog, sino por su padre .