Lecturas Domingo 10 de Junio


Génesis 14, 18 - 20
Salmo 110

Primera Carta a los Corintios 11, 23 - 26
Evangelio según San Lucas 9,
11 - 17

¿Panadería o Cerrajería?


La distancia entre una y otra… ¡es tan corta!

En vez de amasar día y noche para que nadie pase hambre, jugamos a ‘Sábados Gigantes’ y el auto detrás de las infinitas puertas.

Cuando llegue el rey de vuelta de su viaje, nos hará escribir en una pizarra mil veces: no debo ser egoísta, no debo ser egoísta, no debo….

Mario

Cinco panes y dos peces


Es cierto que hoy en día una persona es sólo una más dentro de una masa de millones. Esta realidad puede derivar en impotencia, sentir que no se tiene el poder o la capacidad para afectar lo que está pasando alrededor mío, ¿qué puedo hacer yo si soy sólo una entre miles?

Dios, en cambio, es pura potencia. En la primera lectura Melquisedec alaba su capacidad creadora y de vencer a sus enemigos. En la segunda lectura Jesús habla de entregar su cuerpo para salvar a todos los hombres; y en el Evangelio el mismo Jesucristo alimenta a 5.000 personas con cinco panes y dos peces. Eso es tener poder para hacer y cambiar las cosas.

Pero no hay que olvidar que Jesús también era humano, por lo que la potencia no es sólo una cualidad divina. Todo ser humano posee libertad de acción, y toda acción, incluso la más improductiva, se realiza en un contexto que afecta a alguien más, aunque sea de manera imperceptible.

La responsabilidad está entonces en hacernos conscientes de que nada de lo que hago me atañe sólo a mí, por lo que toda acción debe ser lo más provechosa posible. Sí, podemos y debemos cambiar lo que nos rodea, sobre todo aquello que no nos parece bien. Así como Jesús pudo alimentar a 5.000 con sólo cinco panes y dos peces, aunque nadie lo creyera posible, todos somos responsables de que también de nuestras acciones, por insignificantes que parezcan, nazcan grandes y mejores cosas.

María Paz Sagredo

Invitado especial

El miedo preña de cárceles a la ciudad.

La llena de avenidas que enjutan los sueños.

Cree ver los indicios de una verdad en las primeras

palabras que salen en un libro


No me importa la necesidad apremiante


Lo justo ahora sería limar asperezas,

Quedarse sentado en la cuneta

esperando que el lugar en que me encuentre sea el comienzo del camino

Y si no es,

Hincar suavemente los dientes en el concreto y levantar liviano el pavimento


Más fácil es abrazar al del lado

Construir ciudades mirándonos las palmas de los ojos

Las comisuras de los sueños,

Ahí buscar lágrimas sin razón



Cantar la canción favorita del otro en su oreja


Pablo Valenzuela