Misa de Navidad en la ex-Penitenciaria


Tensa espera. Esta Navidad tiene sabor a ayuno. “Peligro de motín”, nos advierten, y no quieren dejarnos pasar. Pero el capellán tiene más rango. Entramos al patio: Un ovalo vacío cercado de gritos. Las tarimas, el altar y micrófonos los instalamos con gran celeridad. A un costado el Pesebre. Las sillas esperan y se abren las rejas: nuestros corazones se detienen un segundo. Como avalancha arremolinados grupos de reos disputan por cigarrillos. Solo algunos se sientan.

En el nombre del Padre,
y del Hijo
y del Espíritu Santo...

Alcanzo a ver las duchas: ¡y a los presos en ellas!

Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto,
y dio a luz a su hijo primogénito,
y lo envolvió en pañales
y lo acostó en un pesebre
pues no había sitio para ellos en la posada...

Mientras tanto, los evangélicos, vestidos de traje, observan desde lejos.

Este es el cordero de Dios,
el que quita los pecados del mundo...

Algunos formando parejas caminan tomados de las manos, indiferentes a nosotros. Afuera se escuchan sirenas y trajín de gendarmes. Sin enterarnos la revuelta se inició en otra sección.

Hemos celebrado la Eucaristía...
¿Podemos ir en paz?

Ignacio

Nota del Editor. En la Navidad del 2000 los presos estaban haciendo huelga de hambre por algunas demandas, no dejaban entrar a nadie, pero aceptaron que se celebrara la misa.

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