El dolor nos quita el piso,
pero transforma nuestra mirada.
Todavía en cama.
Hoy dejaron entreabierta la puerta de mi cuarto
y alcancé a ver una esquina del jardín.
Los rayos del sol iluminaban todos los colores imaginables.
Y los pájaros cantaban como si fuera el primer día tras el diluvio.
Ignacio
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