En la velocidad del infinito


Y han corrido las horas y los días.
Y han corrido finalmente los años también.
Y han menguado mis fuerzas (y las tuyas no decaen).
¡Paren el tiempo! Que me quiero bajar, grité.

Y han pasado las angustias y los sueños.
Y han pasado los fulgores.
Y ya no hay reflejos.
Pero ha crecido tu presencia.
Y el umbral.


Ignacio

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