Desmedido


De lo bueno, poco…
Nada más lejos de Jesús,
que es puro exceso:

600 litros de agua convirtió en vino.
Doce canastas de pan sobraron
ahí donde comieron 5.000 hombres,
sin contar mujeres y niños
(que en esto –como en otros asuntos– el Evangelio
es heredero del machismo de su época).

A latigazos sacó a los comerciantes del Templo,
exige arrancarse el ojo si es ocasión de pecado,
y al amigo hay que perdonarlo setenta veces siete.

Para él la mostaza es el árbol mayor,
la ofrenda de la viuda, más que muchos millones,
y con un poco de fe se puede mover un monte.

40 días se pasa en el desierto sin comer,
no tuvo en su vida un lugar donde reclinar la cabeza,
y cuando Pedro lo contradijo lo trató de Satanás.

Exige dejar al padre y la madre,
y a los hermanos y las hermanas,
y a los maridos y las esposas,
y a los hijos y a las hijas,
a uno mismo,
y a –¡todos! – los bienes.


Ignacio

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