Señor, es lo que hay…


Leo una y otra vez las lecturas del día, y solo una cosa me queda clara, Dios nos pensó primero, nos hizo, nos creó; con pifias, con defectos, unos más flacos, otros rellenitos, unos intelectuales, a otros volados, a unos sociables a otros tímidos. Nos dio virtudes, talentos, ojos bonitos, piernas atractivas, etc. Pero así como somos, es como nos hizo, como nos quiso, nada se le escapó. Lo que él ve hoy de nosotros, sigue siendo lo que él soñó de cada uno, unos más parecidos a lo que se imaginó, otros no tanto, pero en esencia, somos su creación.

Lo que me sorprende de estas lecturas es que a Dios no le cuesta querernos, es más, nos creo así porque así nos ama. Mientras que hoy está tan instalado en nosotros el mirarnos con ojos sospechosos, el juzgarnos anticipadamente, el mirarnos al espejo y siempre encontrar algo defectuoso. Una gran autoestima en las personas, no es algo que resalte en nuestra sociedad, somos los primeros en aportillarnos y achicarnos (salvo algunas excepciones). Incluso muchas veces nuestra oración se centra en cómo ser mejores personas, en cómo santificarnos, qué purificar de nuestras intenciones, cómo cambiar nuestras actitudes poco evangélicas; lo que no es malo, pero con demasiada frecuencia el centrarnos en nuestras falencias, nos lleva a mirarnos el ombligo y no reconocer “lo bueno, lo bello y lo verdadero” que hay en nosotros. Mirarse con verdad, no solo implica ver lo que falta para ser, sino lo que realmente somos.

Podremos mirar siempre el vaso medio vacío, podremos desear ser otros, ser distintos, más bellos o mejores individuos, podremos cansarnos de nosotros mismos, incluso cuando alguien nos exija más, diremos “es lo que hay” con cara de “perdona lo poco”. Sin embargo, hoy, Dios no deja de decirnos “esto que hay es más que suficiente, porque esto es lo que quiero de ti”.

Lo esencial de nuestra persona es lo que permanece en el tiempo, y eso precisamente es lo que Dios soñó de nosotros cuando nos creaba, cual alfarero con su greda en las manos. Dios ve lo que realmente valemos, por eso confía en nosotros, por eso es imposible que se canse de nosotros, por eso cuando nos miremos nuevamente, ojala nos miremos con los ojos de Dios, y digamos: Señor, es lo que hay :).


María José Schultz

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