Salvada


El pasaje de la carta de Pablo de este domingo ha hecho que mantengamos una disputa con nuestros hermanos protestantes en torno a la fe y la salvación. Ellos manifiestan que, por la fe, somos salvos. ¿Nosotros, tenemos suficiente fe para creer que somos salvos por el Señor?

Los fariseos son criticados por Jesús por vivir la religión de forma y no de fondo. Ellos creían que por practicar los mandamientos y conocer la palabra con exactitud, serían salvos, pero olvidaban lo importante: el amor incondicional de Dios. Las leyes existían, pero por el amor que Dios nos tenía. Ellas guían nuestro camino pero no condicionan, a su cumplimiento, el cariño de Dios. Cristo nos aclaró que somos salvos; no por la Ley, sino por su misericordia.

Miro a la Iglesia y pienso que estamos más preocupados por las formas de nuestra religiosidad -de pedir perdón, de ir a misa por cumplir, etc.- y olvidamos lo importante: somos salvos por el amor y la misericordia sin límites de Dios.

Al leer el Evangelio, siento envidia por esa mujer profundamente amada por Dios. Creo que si cada minuto me sintiera así, entendería mi religión de fondo. Las Leyes serían una guía y no simples reglas a cumplir porque, como Pablo, Cristo viviría realmente en mí y ya estaría disfrutando la salvación.

María Isabel Soublette

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