Las circunstancias


Ortega y Gasset, parafraseando a Nietzsche, afirmó que ‘el artista es el hombre que danza encadenado.’ La vida de todo hombre y mujer se prueba en la preciosa alquimia entre libertad y circunstancias, entre aquello que sueño despierto y el espejo que muestra cuán pelado estoy quedando.

Nuestra realidad, que ha sido construida por millones de obreros antes que nosotros llegáramos a escena, nos presenta un cierto repertorio de posibilidades. El hábitat en el cual desplegar nuestra libertad ya está, de cierto modo, prefigurado por el esfuerzo creativo o la flojera de nuestros predecesores.

Nadie es libre ‘en el aire’. Somos libres en las circunstancias. Y sólo en la medida que nos tomamos en serio esta libertad encadenada, somos realmente creativos. Quien sabe de qué está hecho, puede probar ir un poco más allá. Quien sabía que ‘G’ es 9,14 m/s2 pudo inventar el avión y no sólo mirar con nostalgia el cielo.

La primera lectura de este domingo nos habla de la Sabiduría que ‘juega en la presencia de Dios’. Ante la atenta mirada de Él, Ella hace y deshace sin miedo. Como el niño que se columpia en la plaza y que sabe que desde algún lugar lo están cuidando, la Sabiduría vuela por los aires de la realidad sin temor alguno.

Este don del Espíritu, que ordena juguetonamente todo la realidad, se ha vuelvo ‘circunstancia’ en cada cristiano. Por medio del bautismo, el Espíritu Santo se ha hecho carne y busca, a través nuestro, hacer nuevas todas las cosas y ordenarlas a mayor gloria de Dios.

Si Nietzsche, hombre inquieto y busquillas, sigue en el cielo jugando en la presencia de Dios tal como lo hizo en medio de sus circunstancias,… ¿por qué nosotros no?

Mario

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