Todo... poderoso/amoroso

Quienes tenemos más de 25 años, guardamos en algún rincón de la infancia al menos dos cuentos. El primero cuenta cómo un gato, para vencer al brujo, le propone el siguiente desafío: que se transforme en un león y, luego, en un ratón. Si es un verdadero y poderoso brujo, no sólo tiene que caber en lo más grande, sino entrar en lo más pequeño. Y resulta que, cuando éste se convierte en roedor, el astuto ‘gato con botas’ se come al brujo.

Cuando vemos al niño en el pesebre aun rojo por el parto, podemos caer en la trampa felina. ¿Cómo Dios, que no puede ser contenido por el Universo entero, es capaz de ‘entrar’ en un cuerpito de dos kilos ochocientos gramos?. La razón: porque es el Brujo de los brujos y puede realizar las proezas más increíbles.

Sin embargo, Jesús en brazos de María no es signo del todo-poder de Dios, sino de su todo-amor. Su nacimiento no es demostración de superioridad, sino de cariño. En la primera lectura, Baruc nos cuenta que Dios mismo vendrá a allanar los cerros y rellenar los valles para que retorne su pueblo al lugar del cual nunca debió salir. Dios, porque es amor, despejará cualquier cosa que impida verlo cara a cara y gozar de su ternura de Padre. Esa guagua, ahora indefensa, en un par de años tomará un látigo y, como Moisés en el mar, allanará el camino para que todo hombre ingrese al ‘lugar de Dios’; con su grito en la cruz, al igual que Juan en el Jordán, rajará el velo que enjaula al Espíritu en el Templo. Dios, porque nos ama, quitará todo lo que esté en medio, para que, si lo deseamos, se quede Él en ese lugar.

Entonces, nada de andar engatusando brujos. Lo que nos toca es disponernos a la llegada de quien ha cruzado cielo, mar y tierra para golpear nuestra puerta y hacerse el invitado a comer. Sólo nos toca estar atentos y preparados…….como el zorro que espera la llegada de su amigo en medio del trigal. El Principito de la paz que ha recorrido muchos lugares para venir y ‘hacer tienda’ conmigo, está pronto a venir. Quiere pasar su tiempo conmigo porque me ama. Hay que estar al aguaite, entre nerviosos y contentos.
Mario

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