Monólogo


¿Por qué celebrar a San Pablo y San Pedro el mismo día? Si ambos son pilares de la naciente iglesia y, por separado, capaz de justificar una celebración propia, ¿no será mucho festejarlos el mismo día? Porque si viniera The Rolling Stone y U2 a tocar, ¿quién los pondría en un mismo concierto?

Frente a este aparente despropósito, la pedagogía litúrgica entrega una respuesta. Ya que los domingos anteriores hemos escuchado a Jesús buscando pastores y luego enviándolos a cuidar sin miedo el rebaño del Padre, ahora se nos presenta a los dos más grandes pastores: Pedro, pastor de la primera comunidad cristiana, y Pablo, pastor de los gentiles*. Aunque en contextos distintos, ambos reciben la invitación del Resucitado y viven, en carne propia, las consecuencias de cuidar de sus hermanos: porque el buen pastor da la vida por sus ovejas, uno termina crucificado y el otro degollado.

Otra posibilidad está en la complementariedad de ambos. Mientras Pedro es signo de la unidad de la Iglesia, Pablo lo es de la diversidad. Lo que el Espíritu Santo regala a toda la Iglesia en Pentecostés, se ve reflejado en la preciosa tensión que generan ambos pastores: una misma fe, un mismo bautismo, un mismo pan, pero diversidad de lenguas para expresar la pluriformidad del misterio cristiano.

Sin embargo, resulta más iluminador imaginar lo que uno debió aprender del otro. Porque, ¿qué habría pasado si el primer Papa, preocupado por la unidad, hubiese llamado a Pablo poco institucional o desafectado del cuerpo de la Iglesia por fundar por cuenta propia comunidades cristianas entre los no judíos? En vez de esto, Pedro mostró una plasticidad enorme e incluso comió con los gentiles. Al mismo tiempo que el Papa descubría en Pablo al primer hombre de la parábola de los talentos, éste se sentía auspiciado en sus esfuerzos por anunciar a tiempo y destiempo la belleza de Dios.

Y por el otro lado, ¿qué habría pasado si Pablo, en su empeño por llegar al límite, hubiese acusado a Pedro de apollerado y demasiado conservador en sus opiniones? Pero, en vez de esto, partió junto a una comitiva para preguntarle al Papa si se podía bautizar a los gentiles sin tener que circuncidarlos. Al igual que Juan ante el sepulcro vacío, prefería que Pedro llegase primero y dirimiese esta discusión vital para la futura predicación del evangelio. Al verlo, Pablo aprendió del pescador que descubrió el llamado de Dios a tropezones y que, por eso, es más tolerante con los débiles o tienen un tranco lento.

Nuestra Iglesia debe ser lo menos parecida a un monólogo. Sin ir más lejos, ¿cómo comprendió Jesús su mesianismo?

Mario

* Nota del Editor:
los judíos llamaban "gentiles" a todos los no judíos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy leí la pequeña reflexion... no se si del mes..de la semana..
pero la lei.. de vez en cuando lo hago y me di cuenta que nunca hago un comentario..
más que tratar de esbozar algo atingente al tema prefiero dejar mi alegría y saludos al autor que compone quizás olvidados párrafos..
no sé si estos comentarios alguien los lee..pero en fin..jaja
me imagino que da gusto enterarse de que alguien lee lo que uno escribe...
sin más..
cariños..
Paula Ramírez