Fu y Fa

Para los que no somos ni fu ni fa, para los que creemos a duras penas, para los que somos ‘lentos y tardos’ al comprender, para los que somos hijos de la duda y estamos atravesados por la sospecha, para los que rezamos por si acaso (mientras leemos el horóscopo), pero sobre todo, para los que desconfiamos incluso de nuestras creencias, las lecturas, que venimos escuchando hace varios domingos, parecieran darnos un palo más a nuestra lastimada fe. Como que Jesús viniera a certificar nuestra acta de defunción definitiva en vez de entregarnos una buena noticia.

Afortunadamente, “cuando venga el Hijo del hombre” la pregunta sobre la fe que anticipa Jesús, pareciera que será –a lo más– una pregunta retórica, pues las palabras que tendrá para nosotros pueden ser “vengan benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era forastero, y me acogieron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo y me visitaron; en la cárcel, y vinieron a verme” (Mt. 25, 34-36), entonces nosotros, todavía sin entender, le responderemos, ¿cuándo te dimos de comer y de beber, cuándo de recibimos o te fuimos a visitar, y cuándo te vestimos, si somos hombres y mujeres de poca fe? Y Él nos dirá “lo que hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mi me lo hicieron”.

Pero, ¿y si se levantan muchos de los hermanos más pequeños que no fueron escuchados en sus oraciones y le reclaman “¿cuándo saciaste nuestra sed? ¿cuándo nos diste una casa digna? ¿cuándo un sueldo ético?” seremos capaces de reconocer, avergonzados, que no fue el Padre el sordo, sino nosotros?


Andrés

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿No era Mario el titular de esta columna? ¿Quién eres tú, Andrés? Sigue así... Buen comienzo.
P. Giorgio

Anónimo dijo...

Estimado P. Giorgio, lamentablemente Mario se despidió la semana pasada de este blog (digo lamentablemente, pues creo que es imposible reemplazar su pluma). El Editor me pidió que escriba a partir de esta semana. Gracias por el ánimo.
Andrés