El traje nuevo del emperador

A la más absoluta desnudez

El rey no estaba vestido.
Mostraba sus vergüenzas.

El rey no estaba vestido.
La muchedumbre
–que antes lo aclamara–
se burlaba de él.

El rey no estaba vestido.
Cómplices fueron los seguidores
que callaron.

El rey no estaba vestido.
Sortearon su túnica
antes de crucificarle.


Ignacio

1 comentario:

Anónimo dijo...

El libro de las ilusiones

No lleven bolsa, ni alforja, ni sandalias.
Ni sotana, ni cuello romano, ni alba.

No lleven capa pluvial, ni amito, ni cíngulo.
Ni roquete, ni estola, ni casulla.

No lleven mitra, ni anillo, ni báculo.
Y anuncien que el Reino de Dios está cerca.