El sentido de la Espera



Para las mujeres que tenemos o hemos tenido la suerte de estar a la espera del nacimiento de una vida, la frase esperar por una Promesa de Vida Nueva cobra muchísimo sentido. Aquí la impaciencia se desahoga, se desborda por otros lados, como la guata que sola comienza a mostrarse, en un comienzo tímidamente, casi imperceptible, hasta que ya no solo emerge orgullosa, sino que la nueva vida dentro refleja y expresa que bajo ese volumen hay una Vida que se manifiesta y promete que cambiará la vida de los que la rodean.

Por otro lado, para los que somos impacientes, la palabra esperar adquiere muchas veces un peso no muy fácil de llevar. “Relájate..” te dicen para quitarle la sobredimensionada cuota de tensión que adquirió el asunto… “mira que vale la pena la espera. Lo que viene nos va a cambiar la vida!” Y con esto las ganas de tenerlo YA, ALTIRO casi ni se contienen. Por esto mismo no puedo dejar de compadecer en cierto sentido a los apóstoles al leer el evangelio, ya que poniéndome en sus pantalones me pasaría lo que les acabo de contar. Aunque la sola condición de ser testigos, portadores de ésta Buena Nueva, de Vida Nueva para la humanidad, les tiene que haber emergido a través de los poros así como en el embarazo la guata se manifiesta.

Es esa impaciente certeza de que lo que viene, lo que se nos promete, viene literalmente a cambiarnos la vida. De más está decir que con esto no solo me refiero a los padres del niño que va a nacer o a los apóstoles, sino que, por ser vida, tiene la necesidad de darse abiertamente: la guata no discrimina a quién se muestra… todos en la calle la notan.

No queda más que a esta espera sacarle el jugo para poder acoger esta Promesa y, con todas nuestras debilidades y carencias, dar testimonio de ella.

María Luisa del Campo

No hay comentarios.: