Desesperación

Hay momentos oscuros, tan oscuros que te sofocan de oscuridad. Hay penas sin consuelo, noches sin amanecer, muertes sin resurrección. Tenías esperanza de andar suavemente en tierra de sombra amorosa, y te encuentras enrabiado por la frialdad inhóspita de luz moribunda que promete y abandona.

Sientes la esperanza arrebatada de tus manos. Huye la fe, como amigo que traiciona. Te atrapa la soledad que sólo conoce uno que ha sido, alguna vez, realmente amado. La dicha tiene sus bemoles.

Quizás el tema es que la desesperación es parte del proceso. Sin noche oscura, no se ven las estrellas. Cuánto más oscura, más estrellas. De pronto, son miles los hijos de quienes parecían estériles. Millones, como nunca, en el frío concierto nocturno de la eterna oscuridad de la pampa, donde el salar no permite que crezca siquiera maleza, y el eco del vacío es tu único compañero, ahí, las percibes con claridad nítida, infinitas, para ti.

El desierto también florece.

Si uno pudiera saber cuándo, eso es. Un tiempo para todo, pero el momento preciso también te elude. Mientras tanto, sigues contemplando el horizonte, esperando algún indicio creíble de vertiente con agua dulce, y nada hay, sólo fantasmas que agravan tu dolor, provocan tu enojo, y aumentan tu desesperación. ¿Cuándo decir, basta?

Te animo a continuar. La salvación supone tu perdición, el retorno supone tu exilio, y la resurrección supone tu muerte. Para seguir al Señor, es preciso dejar todo. A veces, incluso, se pierde su huella santa, y se camina sin saber, sin sentir, sin esperanza de encontrar.

De pronto, en la nube aparece el rostro glorioso que buscabas. En la noche, aparece tu luz y tu salvación. Cuando fracasa el proyecto, comienza el Reino. Cuando se acaba el amor, se descubre finalmente. En tu pobreza más absoluta, encuentras el tesoro.

Avanza, sin temor, compañero, porque en su fidelidad está nuestra esperanza. Si huye, es para llevarte más adentro, a las alturas por mí desconocidas, más cerca de su corazón, a tocar su compasión implacable. Si desaparece, es para llamarte a gloria mayor. Es bueno que estemos aquí. Sepa que el Señor es tu Dios, que cumple todo lo que promete, y más.

Nathan Stone sj

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