Duda

Han sido muy turbulentos los últimos días en nuestro país. La muerte de Pinochet fue tan fuerte que parece removió tierras muy húmedas. A partir de este acontecimiento –y todo lo que acarrea- muchas cosas me han dado vueltas, generándome diversos sentimientos. Y reconozco, que estos pensamientos y sentimientos tienen mucho que ver con quien soy, la familia en la que me crié, las instituciones en las que me eduqué y también la imagen de Dios que tengo, en la que creo y la que me acompaña.

Por una parte espero y deseo creer en un Dios que me ama sin miramientos, que me acoge, perdona y recibe a su lado sin necesidad de merecerlo. Pero de repente se muere Pinochet, cabeza de un régimen con más de 3.000 desaparecidos, con miles de torturados, con operaciones orquestadas con gobiernos de diversos países para matar y torturar a sus detractores, y en la misa de funeral quien la preside dice que ahora él mira directamente a los ojos de Dios. Me da dolor de guata pensar que eso es así.

¿Cómo puedo lidiar con una imagen de Dios que acoge y quiere a todos, y que por lo tanto quiere y acoge incluso a un dictador? Y es aquí donde encuentro la Buena Nueva que se nos anuncia a Todos, sin distinción, en el Evangelio de este domingo. Primero, que efectivamente Dios nos quiere a todos, y por lo tanto me imagino cuanto ha de sufrir el Padre al ver que sus hijos tienen ese trato entre sí, porque somos capaces de tratar mal a los hermanos tanto que los deshumanizamos. Pero, y he aquí la segunda buena noticia que yo veo, Dios nos promete su perdón, a pesar del inmenso dolor que hemos hecho padecer tanto a nuestros hermanos como a Él directamente. ¿Significa, entonces, que creo que Pinochet está en el cielo tal como dijo el obispo castrense? Creo que Dios nos promete el perdón, pero así como en todo, somos libres de pedirlo y aceptarlo, y para ello primero hay que admitir el error y arrepentirse profundamente.
Mi duda es si uno puede esperar a estar delante de Dios para dar ese paso, o si a esas alturas ya es muy tarde.

Bernardita Hiriart

No hay comentarios.: