Divina carne


Aunque nadie diga que Jesús es un Dios disfrazado -como el elefante en el Jumbo-, nos cuesta tomar en serio la Encarnación.

Al salir del vientre de una muchacha de quince años, Dios no está pagando una manda. Al interior de la Trinidad ninguno de Ellos sacó el palito más corto y tuvo que revestirse de carne para que nosotros terrícolas pudiéramos entender el lenguaje divino-alienígena. Todo lo contrario. La carne no se ‘transforma’ en vehículo del encuentro con la divinidad, sino que el Dios-hecho-hombre nos comunica que EL lugar donde el Espíritu Santo tendrá su templo y desea celebrar eucaristía es mi carne, mi sangre, mis fluidos, mi transpiración.

Y este niño que será acariciado por María y tocará la lepra, me enseña que la salvación pasa por ahí. Sus peleas con los maestros de la Ley y los endemoniados, las comidas que le dan fama de curagüilla y bueno pa’l diente, su saliva que da vista a los ciegos, nos revelan que lo de Dios es carnal. Limpiar los pescados en la orilla con los discípulos o ‘dejarse caer’ en casa de Marta y María, son las bienaventuranzas puestas en acción y que, para los buenos entendedores, no son necesarias. Si compartió tres años de su vida con doce amigos, ¡¿cómo no iba a hablar sobre mujeres y cuál era la más bonita?! Nada humano le es ajeno: las conversaciones sobre política o religión mientras desgranaban arvejas con su madre, eran luego tema de oración con su Padre.

¿Cómo no alegrarse de esta buena noticia? El mismo Verbo de Dios – la Palabra que, por su resonancia, rompe el silencio de la nada caótica y sostiene en su vibración hasta el Fin todo lo creado- se revela como carnal en un pesebre. Así, todas mis lágrimas y mis recuerdos, las cicatrices que tengo cerca del codo, mis manos que han medido otros cuerpos.....en fin, toda mi carne se vuelve lugar de salvación, motivo de alabanza para miles de ángeles.

Entonces….¡fuera con tanta devoción extraña! Porque nada de lo humano escandaliza a Dios, nada de lo divino nos está vedado ¿No es más fácil, así, entender por qué es un pecado dejar a nuestro hermano sin casa o no silbarle a la vecina cuando sale a tomar sol?

Mario

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